El gobernador Gustavo Sáenz cuestionó con dureza la lógica partidaria que, según afirmó, ha condenado históricamente al norte argentino a la postergación.

Sáenz reivindicó su postura independiente al sostener que su compromiso no es con ninguna figura nacional, sino con los salteños: “No bendecimos candidatos, no nos colgamos del saco ni de la pollera de nadie. Nosotros defendemos el federalismo y los intereses de la provincia.”
Advirtió que muchas veces, por disciplina partidaria, legisladores de distintos espacios votan en contra de las necesidades de Salta. “No puede existir obediencia debida a un dirigente nacional cuando se tocan los intereses de los salteños”, subrayó.
Recordó su accionar al frente de causas como el Fondo Especial del Tabaco y la defensa de la producción regional, incluso enfrentando decisiones del gobierno nacional. “Ser delegado de un presidente es muy feo. Te llaman y te dicen lo que tenés que hacer, aunque vaya en contra de tu gente. Yo no hago eso.”
También cuestionó la dinámica electoral actual, donde —según dijo— se elige por “sellos o colores” sin saber qué hay detrás de cada lista: “Hoy votamos símbolos. ¿Pero quiénes van adentro de ese color? ¿Qué hicieron? ¿Qué le proponen a Salta?”
También abogó por que el debate político deje de girar entre figuras del pasado y del presente y comience a enfocarse en el futuro:
“Pasado, Cristina. Presente, Milei. ¿Y el futuro? Nadie lo discute. La gente está esperando que alguien hable de eso.”
Sáenz también señaló que los salteños ya confirmaron su firme apoyo a nuestro Gobierno recientemente con contundencia: se ganaron 22 de las 30 bancas en juego en Diputados provinciales y obtuvieron el 43% de los votos frente al 23% de La Libertad Avanza. “Los números matan el relato”, sentenció.
Finalmente, defendió el pluralismo dentro de su frente, integrado por sectores del peronismo, el radicalismo, el PRO e incluso exlibertarios:
“Discutimos ideologías, pero el límite es claro: primero, Salta. No primero el partido. Primero lo salteño.”