Un joven de 23 años, residente en Joaquín V. González, fue condenado a seis meses de prisión condicional por el delito de abuso sexual simple. Durante el juicio abreviado, reconoció los hechos y aceptó la pena acordada entre las partes. 
El juez impuso al condenado una serie de restricciones, entre ellas, mantenerse a 200 metros de la víctima y no contactarla por ningún medio.
Sin embargo, en un giro insólito, la defensa del acusado solicitó que también se le prohíba a la víctima acercarse a él, argumentando que ella viaja con frecuencia a Joaquín V. González, donde viven sus padres.
La fiscalía rechazó el planteo y el juez falló en contra del pedido, recordando que las restricciones deben recaer sobre el agresor, no sobre la víctima.